No hace mucho me tocó ver una bizarra alegata entre dos colegas respecto a un tercer colega que, según uno de ellos, era al mejor guitarrista de esta ciudad en la que ando de visita en tanto su interlocutor alegaba que no era cierto, que solo era espectacular pero poco más. Más adelante me atreví a intervenir y pregunté por qué aquel colega, que yo desconocía en ese momento, era tan supuestamente bueno a lo que su defensor me dijo que utilizaba la técnica de ocho dedos.
Antes de que algunos de mis amables lectores suelte sonora carcajada por tal expresión debo aclarar que dicha técnica existe y es muy socorrida entre guitarristas de Heavy Metal y la invención de dicha técnica podría atribuirse a Eddie Van Halen en los años ochenta aunque bien podríamos considerar otros precursores como Steve Vai y Joe Satriani por mencionar solo a dos de los mas conocidos pero sería pecado dejar fuera a muchos otros como el propio Brian May, de Queen, entre muchos otros guitarristas de la época (incluso el actor Christopher Guest -Nigel Tufnel- la llegó a aplicar en algunas canciones del ficticio grupo Spinal Tap en su película de 1984). Otros héroes de los "ocho dedos" son Kirk Hammet de Metallica y Marty Friedman ex Megadeth.
La técnica de ocho dedos es un tanto menos pretensiosa de lo que su ridículo nombre le hace parecer ya que se trata de tocar la guitarra usando la técnica Tapping que no es otra cosa que crear una armonía con la mano derecha (izquierda si eres zurdo) en equipo con la izquierda (derecha si eres zurdo) sobre un arpegio iniciado de lado izquierdo y cubrir una escala abierta a partir de un punto en el diapasón para concluirlo un tanto mas allá en el lado derecho valiéndose del sonido que arroja el Tapping. Si esto se combina y se cubre la misma escala en dos partes diferentes de la guitarra utilizando ambas manos pues los resultados son igualmente espectaculares. Esto requiere cierta práctica y ensayo pero no es algo que cualquier chaval sin quehacer no logre en el término de un mes si se propone pegarse a esto. Lo práctico de usar la técnica es que puedes vender ese circo como Show, lo malo es que personalmente no creo que sirva para maldita la cosa, a menos que hagas tu concepto personal, muy personal, para tocar ante un público dispuesto aplaudirte y venerarte pero que por obligación sepa de guitarras -o en caso contrario sea una partida de idiotas-, de otro modo no creo que este tipo de guitarristas vayan mas allá de un estadio lleno de músicos primordialmente porque el público global, el que paga el pollo y el pan, es gente que espera que toques para ellos, no para ti mismo.
Total. Como no me gusta arrojar juicio sin atestiguar lo que me dicen, esperé a ver tocar a tal virtuoso, cosa que hice sin decir nada y al final esperé a que concluyera su show. Cierto, la mar de chavales se le fueron encima para hacerle preguntas y venerarlo pero mucha gente adulta solo miraba la escena de manera divertida, asunto que le hice ver al defensor del virtuoso. En los días siguientes me tomé la molestia de recopilarle a mi amigo algunas canciones tocadas por guitarristas que yo considero de grandes ligas y le hice notar que David Gilmour es peculiarmente diferente en sus discos de solista comparado con sus discos grabados con Pink Floyd y le hice ver también que prefería una canción de Pink Floyd tocada someramente con su escala pentatónica que a un Shredder yendo a 1,000 km/h en una pieza en la que el que mas se divierte es ese virtuoso. Le mostré cosas de The Who y Rolling Stones en las que la guitarra líder casi brilla por su ausencia pero en las que los acordes, armonías y rasgueos determinaban sonidos que han trascendido a su propia historia. Igualmente le enseñé guitarristas como Eric Clapton, Jimi Hendrix, Ritchie Blackmore, Toni Iommi, Jimmy Page, Jeff Beck y también mencioné guitarristas como Dave Murray, Ace Frehley, K. K. Downing, Kirk Hammet, Marty Friedman, Paul Gilbert y otros metaleros haciéndole notar que todos ellos tenían un principio básico que era integrar sus guitarras a las canciones que tocaban y no las canciones que tocaban a sus guitarras y que era evidente que todos ellos trabajaban en equipo con el resto de músicos en las bandas con las que tocaban. El virtuoso aquel podría haber impresionado a una bola de mocosos aspirantes pero jamás podrá cautivar a un público y eso se lo dejé bien claro al amigo que tanto defendía a aquel semi-dios guitarrero. También le mostré parte del trabajo de Steve Vai y Joe Satriani en el que es notorio que ambos le dan a su banda la importancia necesaria para hacer de ello un trabajo profesional y que si bien ellos son guitarristas espectaculares también aplicaban ese virtuosismo para que su música sonara sinfónica y no para crear un show de tributo al ego, como era el caso del virtuoso local.
Como mi amigo, el defensor del virtuoso, también es guitarrista y hasta toca música clásica le sugerí que intentara escucharse a sí mismo y que aplicara mucho de lo aprendido a sus improvisaciones y solos de guitarra cosa que comenzó a hacer hace poco y ha comenzado a sentirse bien consigo mismo. Él es un buen guitarrista y también es muy disciplinado por lo que me alegré de haberlo sacado de su error de venerar a un buen manejador de trucos mas que a un guitarrista serio porque, por muy rocanrolero que seas, la música debe tomarse en serio.
Es cuanto
Messy Blues
Antes de que algunos de mis amables lectores suelte sonora carcajada por tal expresión debo aclarar que dicha técnica existe y es muy socorrida entre guitarristas de Heavy Metal y la invención de dicha técnica podría atribuirse a Eddie Van Halen en los años ochenta aunque bien podríamos considerar otros precursores como Steve Vai y Joe Satriani por mencionar solo a dos de los mas conocidos pero sería pecado dejar fuera a muchos otros como el propio Brian May, de Queen, entre muchos otros guitarristas de la época (incluso el actor Christopher Guest -Nigel Tufnel- la llegó a aplicar en algunas canciones del ficticio grupo Spinal Tap en su película de 1984). Otros héroes de los "ocho dedos" son Kirk Hammet de Metallica y Marty Friedman ex Megadeth.
La técnica de ocho dedos es un tanto menos pretensiosa de lo que su ridículo nombre le hace parecer ya que se trata de tocar la guitarra usando la técnica Tapping que no es otra cosa que crear una armonía con la mano derecha (izquierda si eres zurdo) en equipo con la izquierda (derecha si eres zurdo) sobre un arpegio iniciado de lado izquierdo y cubrir una escala abierta a partir de un punto en el diapasón para concluirlo un tanto mas allá en el lado derecho valiéndose del sonido que arroja el Tapping. Si esto se combina y se cubre la misma escala en dos partes diferentes de la guitarra utilizando ambas manos pues los resultados son igualmente espectaculares. Esto requiere cierta práctica y ensayo pero no es algo que cualquier chaval sin quehacer no logre en el término de un mes si se propone pegarse a esto. Lo práctico de usar la técnica es que puedes vender ese circo como Show, lo malo es que personalmente no creo que sirva para maldita la cosa, a menos que hagas tu concepto personal, muy personal, para tocar ante un público dispuesto aplaudirte y venerarte pero que por obligación sepa de guitarras -o en caso contrario sea una partida de idiotas-, de otro modo no creo que este tipo de guitarristas vayan mas allá de un estadio lleno de músicos primordialmente porque el público global, el que paga el pollo y el pan, es gente que espera que toques para ellos, no para ti mismo.
Total. Como no me gusta arrojar juicio sin atestiguar lo que me dicen, esperé a ver tocar a tal virtuoso, cosa que hice sin decir nada y al final esperé a que concluyera su show. Cierto, la mar de chavales se le fueron encima para hacerle preguntas y venerarlo pero mucha gente adulta solo miraba la escena de manera divertida, asunto que le hice ver al defensor del virtuoso. En los días siguientes me tomé la molestia de recopilarle a mi amigo algunas canciones tocadas por guitarristas que yo considero de grandes ligas y le hice notar que David Gilmour es peculiarmente diferente en sus discos de solista comparado con sus discos grabados con Pink Floyd y le hice ver también que prefería una canción de Pink Floyd tocada someramente con su escala pentatónica que a un Shredder yendo a 1,000 km/h en una pieza en la que el que mas se divierte es ese virtuoso. Le mostré cosas de The Who y Rolling Stones en las que la guitarra líder casi brilla por su ausencia pero en las que los acordes, armonías y rasgueos determinaban sonidos que han trascendido a su propia historia. Igualmente le enseñé guitarristas como Eric Clapton, Jimi Hendrix, Ritchie Blackmore, Toni Iommi, Jimmy Page, Jeff Beck y también mencioné guitarristas como Dave Murray, Ace Frehley, K. K. Downing, Kirk Hammet, Marty Friedman, Paul Gilbert y otros metaleros haciéndole notar que todos ellos tenían un principio básico que era integrar sus guitarras a las canciones que tocaban y no las canciones que tocaban a sus guitarras y que era evidente que todos ellos trabajaban en equipo con el resto de músicos en las bandas con las que tocaban. El virtuoso aquel podría haber impresionado a una bola de mocosos aspirantes pero jamás podrá cautivar a un público y eso se lo dejé bien claro al amigo que tanto defendía a aquel semi-dios guitarrero. También le mostré parte del trabajo de Steve Vai y Joe Satriani en el que es notorio que ambos le dan a su banda la importancia necesaria para hacer de ello un trabajo profesional y que si bien ellos son guitarristas espectaculares también aplicaban ese virtuosismo para que su música sonara sinfónica y no para crear un show de tributo al ego, como era el caso del virtuoso local.
Como mi amigo, el defensor del virtuoso, también es guitarrista y hasta toca música clásica le sugerí que intentara escucharse a sí mismo y que aplicara mucho de lo aprendido a sus improvisaciones y solos de guitarra cosa que comenzó a hacer hace poco y ha comenzado a sentirse bien consigo mismo. Él es un buen guitarrista y también es muy disciplinado por lo que me alegré de haberlo sacado de su error de venerar a un buen manejador de trucos mas que a un guitarrista serio porque, por muy rocanrolero que seas, la música debe tomarse en serio.
Es cuanto
Messy Blues